Cuando uno es famoso... hay que tener cuidado de no dárselas de celebrity allá donde vayas. Y si no, que le pregunten a Megan Fox.
La actriz había sido contratada para una de las fiestas que se ofrecen en Río de Janeiro con motivo del Carnaval, y le pagaron una burrada. Pero en cantidad que cualquier de nosotros aceptaría sin pensarlo y se luciría con su mejor disfraz.
El caso es que la fiesta iba a ser en uno de los locales de moda, y la buena de Megan iba a ir previamente a una cena a un restaurante famoso de la capital, donde personajes famosos de Brasil se suelen reunir para verse (y ser vistos) Obviamente, es Río de Janeiro, que en Carnaval es algo así:
Lo cual da a comprender que hubiese multitudes alrededor del lugar. El caso es que Megan Fox se pensó que semejante multitud iba allí por ella, por lo que, para que la gente no la reconociese, se escondió en el suelo del coche y comenzó a llorar y a gritar maldiciendo su vida de celebrity.
Claro, seguro que estaban por ella allí. Nadie se habría dado cuenta de que ella iba a cenar.
Lo mejor fue que entró a dicho restaurante, donde como ya he dicho anteriormente, estaba plagado de celebrities locales, y de paparazzi. Megan los vió y pensó que estaban allí para verla a ella (otra vez), por lo que ordenó al conductor que se diese media vuelta y la llevara al hotel.
Me parece ridículo. Vale que estrena película, This is 40 de Judd Apatow, pero Megan Fox no es una celebrity de las que se persigue habitualmente de no ser porque pase algo: a) Pose ligera de ropa en alguna publicación, b) que se quede embarazada otra vez, o c) se opere.
Lo siento, Megan.
Fuente aquí.
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