6 de diciembre de 2009

El Componente Alfa: La primera cita

Ante todo me gustaría agradecer a Lili este pase de entrada al sofisticado mundo femenino que ha creado en este magnífico blog.
Con una sucesión de entradas más o menos regulares intentaré aportar una perspectiva masculina sorbe el tan debatido tema de las relaciones entre ambos sexos. Empezaremos cronológicamente.

La primera cita

Con la primera cita no me refiero al primer encuentro con ELLA, sino a ese día en el que quedáis solos y el mutuo interés es obvio. Da igual que sea en un cine, en un restaurante o en tu casa, nuestra mente buscará desde el primer momento el camino más rápido para llegar a la cama. De la paciencia y el talento del chico depende el éxito de la misión. (En una ocasión cuando un servidor era un tierno adolescente, quedé con una chica que me dijo que sólo entablaba relaciones sexuales con sus novios. Tardamos 2 horas en empezar una desastrosa relación que duró casi 2 años)

Que hayamos accedido a esa prueba de fuego que es la primera cita no garantiza un interés sentimental hacia la dama. En la mente masculina ese es un proceso que puede tardar incluso meses de relación en forjarse. La cuestión está en desde qué punto de ese período de tiempo ya hemos entablado contacto evidente con la interfecta, ya que también existe la versión masculina del obsesivo en la sombra, un hombre que puede llegar a la primera cita encoñado hasta las trancas y que no os conviene en absoluto (La relación real nunca será tan perfecta como la que se ha montado en su cabeza)

En ese primer encuentro a solas NUNCA nos mostramos como somos realmente. Deberéis restar un 50% de galantería, educación y méritos personales. Fingiremos estar interesados por el último libro de Crepúsculo que os habéis leído o por ese programa de televisión que os fascina, y baste decir que seguiremos todas vuestras recomendaciones musicales para demostraros que el grado de empatía que podemos alcanzar no conoce límites.

En definitiva, la primera cita es una obra de teatro en la que rara vez somos todo lo sinceros que deberíamos, con lo que al final sólo os queda un baremo real que poder juzgar sin ánimo a equivocaros: La cama.

By El Componente Alfa

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